Cuesta esfuerzo, a veces, hablar de ciertas cosas. Es algo totalmente válido y comprensible. Quizás nuestros padres, o aquellas personas que influyeron nuestra infancia, no tuvieron la capacidad o herramientas necesarias para ayudarnos a exteriorizar nuestras emociones para poder preguntar sin miedo o pudor. Se unen, en este aspecto, educación, creencias, costumbres o, simplemente, falta de tiempo para dedicar a estos aspectos.
Hablar de muerte, de enfermedad, de ansiedad o de inseguridad… resulta difícil incluso frente a aquellas personas con las que debiéramos tener más confianza para ello. Y es que, en muchas ocasiones, también, sentimos esa necesidad de autodefensa y protección que nos lleva a ocultar nuestra debilidad, a no mostrar nuestra vulnerabilidad, nuestro miedo.
Esto puede tener consecuencias graves.
No solo implica que aquellas personas que sienten la incapacidad para contar se sientan solos, sino que, en ciertas situaciones, el momento de dar luz al problema llega tarde.
Creencias arraigadas
Mucho se ha avanzado en los últimos tiempos para dar visibilidad y voz a temas sociales de diversos ámbitos: violencia de género, bullying, identidad sexual, igualdad femenina…, y cada pequeño paso ha evitado situaciones injustas, traumas e incluso muertes.
Asociado a ciertas creencias y valores sobre masculinidad y el papel del hombre en el entorno familiar y social, nació la iniciativa Movember, un evento anual en el que los varones dejan crecer su bigote durante el mes de noviembre.
Se organizan encuentros con la intención de concienciar sobre temas de salud del hombre tales como cáncer de próstata, cáncer de testículo, depresión y suicidio de los varones e inactividad física, y se recauda dinero para ayudar en cada país a una o más instituciones dedicadas a luchar contra dichos problemas de la salud masculina.
Hablar de muerte, de enfermedad, de ansiedad o de inseguridad… resulta difícil incluso frente a aquellas personas con las que debiéramos tener más confianza para ello. Y es que, en muchas ocasiones, también, sentimos esa necesidad de autodefensa y protección que nos lleva a ocultar nuestra debilidad, a no mostrar nuestra vulnerabilidad, nuestro miedo.
Nacido desde la amistad
Movember surge por primera vez en Australia en el año 2003, cuando un grupo de jóvenes de Melbourne, conocidos como los 30 originales, tuvieron la idea de dejar crecer sus bigotes para apoyar a un amigo aquejado de cáncer de próstata. Desde el año 2004, la Fundación Movember comenzó a recolectar fondos para destinarlos a la lucha contra el cáncer de próstata en Australia.
A partir de 2007, el evento comenzó a realizarse también en Canadá, España, Estados Unidos y Reino Unido. Ese año se recolectó dinero (un total de 21.5 millones de dólares australianos) para ser destinado a una o más asociaciones para investigar sobre temas de salud de los hombres en cada uno de dichos países. Actualmente la iniciativa se ha extendido a todos los países del mundo, con el objeto de poder animar a los hombres a hablar de sus problemas de salud, y buscar ayuda para resolverlos antes de que se agraven.
Hablar de dolor, de miedo, de inseguridad… es el primer paso para la sanación. Buscando desahogo, pidiendo ayuda y consejo, para no sentirnos solos, para dar pasos hacia nuestro bienestar. Porque ser débil no es malo, es humano.
En Funcantabria apoyamos a las familias en cada paso en su proceso de duelo, hasta poder llegar a un lugar de paz interior. Te acompañamos.
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